Hasta Zara sacó hace poco una camiseta con el eslogan ‘Reading is sexy’, que espero que le hayan mandado a su colaboradora Leer Hasta Zara sacó hace poco una camiseta con el eslogan ‘Reading is sexy’, que espero que le hayan mandado a su colaboradora Leer
H ace unos meses publiqué una columna sobre lo deseable que se había vuelto leer. Hablaba de esta fiebre lectora que está desbordando clubes de lectura, ferias del libro, festivales literarios y agotando ediciones. Oprah Winfrey, Emma Watson, Florence Welch o Dua Lipa, solo por citar alguna famosa, tienen sus propios clubes de lectura con cientos de miles de seguidores. En España, cantantes como Rosalía o Zahara, actrices, directoras y directores de cine o productores como Javier Ambrossi comparten sus gustos literarios en newsletters o podcasts. Las famosas han encontrado un medio para comunicarse con sus fans a través de la lectura de libros.
Cosas que hacía años eran impensables que pasaran están ocurriendo ahora mismo: como la gira rockstar (con carteles pegados en las calles y gritos de fans incluidos) que trajo a Mariana Enríquez por España el año pasado o la gira que está llevando a David Uclés (autor de la novela más vendida del 2025 La península delas casas vacías) por toda la península llenando, paradójicamente, las presentaciones.
Leer ha pasado de ser un acto íntimo a un acto social. Ahora hay vermuts literarios con colas para entrar (recomiendo encarecidamente los de la librería Pérgamo, en Madrid), fiestas de lectura donde la gente queda para leer o encuentros etnoliterarios (Wine, Women & Words en Barcelona) que agotan las entradas a las pocas horas de salir.
Por no hablar de BookTok, la subcomunidad de TikTok para compartir libros que se ha convertido en uno de los fenómenos virales de la Generación Z desde que se creóen pandemia. El hashtag #BookTokEspañol acumula 5 mil millones de visualizaciones. El de #BookTok más de 217 mil millones.
Por eso la frase que dijo la semana pasada María Pombo («leer no os hace mejores»), no es inocente en absoluto. Porque leer está de moda y María Pombo lo sabe. Hasta Zara sacó hace poco una camiseta con el eslogan Reading is sexy, que espero que le hayan mandado a su colaboradora. La frase de María Pombo suena más bien a pataleta de chica pija que se ha quedado fuera de la fiesta. Todos estamos de acuerdo en que leer no nos hace mejores (de hecho, a veces, nos hace peores), lo que sí que parece es que, al menos ahora, leer nos hace muy deseables. Y eso es algo que alguien que lleva toda la vida intentando estar a la moda no parece soportar.
La verdad es que la entiendo, si yo fuera María Pombo le temería a la lectura, no vaya a ser que también sus seguidoras empiecen a leer y se quede sola en medio de su fiesta.
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