Al detective John McClane se le ve superar todo tipo de peligros trepando por La jungla de cristal . A Malcolm Crowe le toca afrontar como psicólogo infantil El sexto sentido de un niño que en verdad es un fantasma, mientras que Butch Coolidge , boxeador en el cuadrilátero de Pulp fiction , hace justicia e incluso ayuda a un enemigo en la venganza contra un malvado.
Emma Heming, esposa del actor, publica un libro sobre la dolencia de su marido para ayudar a otros
Al detective John McClane se le ve superar todo tipo de peligros trepando por La jungla de cristal . A Malcolm Crowe le toca afrontar como psicólogo infantil El sexto sentido de un niño que en verdad es un fantasma, mientras que Butch Coolidge , boxeador en el cuadrilátero de Pulp fiction , hace justicia e incluso ayuda a un enemigo en la venganza contra un malvado.
Todas esas son, en una lista abreviada, reencarnaciones cinematográficas de Bruce Willis, uno de los actores más carismáticos y populares de los últimos tiempos. Para muchos, su descubrimiento no se produjo en esas superproducciones, sino unos años antes, en televisión.
En la década de los ochenta, la serie Luz de luna resultó cautivadora a escala global, en una época en que no existían ni las redes ni plataformas de streaming.
Al frente de la agencia de investigadores Luna Azul están Maddie Hayes (¿quién no se enamoró de Cybill Shepherd?) y David Addison (¿a quién no le cautivó la ironía y el humor de Willis?). La pareja transpiraba una complicidad pocas veces vista en una pantalla.
Heming quiere que su libro sea la ayuda que habría querido tener cuando supo el diagnóstico de Bruce
De todo eso, el actor, a sus 70 años, tal vez ya no guarda recuerdos. Pero esa misma complicidad de Luz de luna se experimenta en la dramática humanización, con aflicciones y alegrías, que su segunda esposa, Emma Heming Willis, de 49 años, relata en su libro The unexpected journey (El viaje inesperado), que se publica este martes en EE.UU., sobre su experiencia como cuidadora de su marido, que ha perdido la noción de quién era y qué hace.
Willis fue diagnosticado primero con afasia, un trastorno que afecta a la manera de comunicarse, tras lo que se retiró como actor. Luego, en noviembre del 2022, anunciaron que padecía demencia frontotemporal, una forma rara de demencia con una expectativa de vida de cinco a ocho años.

LV
Según ha explicado en las presentaciones, en su volumen explica que se dio cuenta que algo iba mal cuando su hasta entonces cálido y cariñoso marido empezó a alejarse de ella y las niñas (tienen dos hijas, Mabel y Evelyn) y la gente empezó a serle indiferente. De hecho, fue una de las tres hijas que Willis tuvo con su primera esposa, la actriz Demi Moore, quien le dijo que estaba preocupada por la conducta de su padre.
Ese era otro. “Teníamos una vida muy ocupada, era plena y divertida”, recuerda antes de que surgiera la enfermedad. “Si las niñas estaban en la piscina, él llegaba a casa y se metía vestido en la piscina solo para reírse un poco. Era el icónico papá de sus hijas”, añade.
Entonces se produjo el diagnóstico, el principio de otra historia muy diferente. “Al principio la existencia parecía muy oscura, una simple nota de dolor y tristeza”. Ejerciendo de cuidadora a tiempo completo, 24 horas, siete días a la semana.

LV
Emma, la modelo y emprendedora, se sintió sin amarras, aislada y carente de preparación para navegar por la progresiva dolencia de su marido, y mucho menos proteger su privacidad y criar a sus dos hijas.
Pero aprendió a sobreponerse. Buscó ayuda y guía en los expertos, y encontró apoyo en una comunidad que consta de más de doce millones de pacientes que pasan por esta misma enfermedad.
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De ahí que su libro trate de ser un manual de orientación para todas esas personas que de la noche a la mañana se enfrenten a un trauma similar al ver como un ser querido sufre una de estas enfermedades neurodegenerativas. “He escrito este libro porque habría deseado que alguien me lo hubiera dado el día que recibimos el diagnóstico”.
Cuenta que, cuando el neurólogo le dio el diagnóstico, no escuchó ni una palabra. “Tenía agujas que se clavaban en mi cuerpo, mis oídos flotaban, estoy segura de que me dio mucha información, pero todo lo que oí fue ‘revisa la documentación’”.
Ese fue un punto culminante de una historia que arrancó en el 2005. Su entrenador los presentó. Willis dio la imagen de un tipo encantador, divertido, realista y guapo. En el 2007 recibió una invitación para ir a las islas Turcas y Caicos (entre Cuba y Bahamas), donde estaban Willis, sus tres hijas, Moore y su entonces pareja, Ashton Kutcher. “Vi la otra cara de Bruce, la del hombre de familia”. Se casaron en el 2009.
Tras el impacto del diagnóstico, salir adelante en esta experiencia también le ha permitido descubrir otra conexión con su marido. “Creo que nuestra historia de amor ha crecido y aún se ha desarrollado más”, recalca. “Estoy contenta de que siga aquí”, y, a pesar de los problemas de comunicación, “no necesitamos palabras, nos miramos y reímos”, insiste. “Bruce está muy presente, no piensa en el ayer o en el futuro. Está arraigado en el presente”.
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