Junts se mantiene férreo a 72 horas de la votación clave para Sumar Leer Junts se mantiene férreo a 72 horas de la votación clave para Sumar Leer España // elmundo
El reloj corre a una velocidad endiablada contra el proyecto de Yolanda Díaz para la reducción de la jornada laboral a 37 horas y media. La vicepresidenta segunda del Gobierno se aferra a que todavía queda tiempo para negociar y busca un giro de guion en la intención de voto de Junts que, al menos, permita salvar la primera votación en el Congreso y que no se condene a su ley estrella al fracaso a las primeras de cambio. Sin embargo, la situación a día de hoy está muy lejos de resolverse por ahí. Fuentes de Junts remarcan a EL MUNDO que se opondrán a la ley. Esto, salvo un cambio de 180 grados, sentenciaría el proyecto y Sumar vería el final de su gran bandera de la legislatura.
El debate de las enmiendas a la totalidad -los vetos que presentan los grupos parlamentarios- tendrá lugar este miércoles y, con ello, se producirá una votación en el Congreso que dirimirá si el proyecto de ley de Díaz continúa su tramitación o si, por el contrario, es rechazado y arrojado a la papelera. PP, Vox y Junts han presentado sendos vetos y, al votarse todos juntos, alcanzarían una mayoría absoluta de 178 votos. Suficientes como para cortar el paso a la reducción de la jornada laboral. Un desenlace que ansían tanto la CEOE como la patronal catalana.
En el Ministerio de Trabajo tienen deseos y ninguna certeza a la que agarrarse sobre que pueda haber un giro in extremis de la situación para que Junts retire su enmienda a la totalidad y permita un debate real durante los próximos meses sobre jornada laboral, en el que podrían aportar enmiendas. Es lo que le piden ahora mismo. Que la dejen pasar.
En política, y mucho menos en la española, nada puede asegurarse al 100% hasta que aparece el resultado en el panel de votación. No obstante, en casi un año de negociaciones con Junts no se ha desbloqueado la oposición central de los de Puigdemont a una ley que presentan como muy negativa, sobre todo, para las pymes catalanas. Ni la oferta del Ministerio de Trabajo de ayudas a la productividad ni otras cuestiones sobre su aplicación han convencido a los independentistas, cuyo voto decidirá la suerte del proyecto estrella de Díaz.
Pese a que la situación es crítica, la vicepresidenta segunda ha rehusado pedir al PSOE que intervenga para convencer a Junts. La negociación la está llevando en exclusiva el Ministerio de Trabajo y no se ha planteado pedir ayuda al ala socialista del Gobierno, aunque sea este sector el que lleve la interlocución habitual con el equipo de Puigdemont para los muchos frentes que tienen abiertos y que tanto le preocupan -las aristas de la aplicación de la Ley de Amnistía, el catalán en la Unión Europea…-.
Es cierto que Díaz tiene un canal propio de diálogo con el líder de Junts y que ambos mantienen una relación muy cordial. Pero también es cierto que se ve con las manos atadas para introducir otros temas en la ecuación. De hecho, fuentes del Ministerio de Trabajo inciden en que el diálogo durante todo este tiempo, y también el propiciado en los últimos días, se está ciñendo a «cuestiones técnicas» de la ley. Así, destacan que el contacto entre las partes es «continuo», que las negociaciones siguen abiertas y que no se piensa dar nada por perdido.
Más allá del diálogo oficial, en Sumar creen que el devenir del proyecto dependerá de si Junts quiere dar un balón de oxígeno al Gobierno el día antes de la Diada o si pesará más salir en la foto votando con PP y Vox.
El pesimismo en el socio minoritario del Ejecutivo es palpable. Díaz ya lo destiló el pasado miércoles, comenzando a preparar el terreno de una derrota y avanzando que volverá a presentar la propuesta si cae, reforzando el mensaje de que si tiene que aprobarse de nuevo en el Consejo de Ministros, así será. «Sacaremos adelante la reducción de jornada porque está ganada en la calle», avisó. Este miércoles tiene el primer intento pero pinta que tendrá que esperar porque Junts no se mueve del no.