Hace un par de noche pasaron por la televisión el remake de Furia de Titanes y en una escena los habitantes de Argos arremetían contra la gigantesca estatua de Zeus. Esa imagen viene a la mente viendo a Alcaraz derrocar a la leyenda Novak Djokovic una vez más, en camino a su séptima final de Grand Slam y su segunda en Nueva York. No es que el serbio sea un dios y el murciano la plebe rebelde, pero sí que esta victoria simboliza el final de una era en la que el último de los Big Three (los tres grandes), que no ha ganado un Slam desde 2023, ve bloqueadas sus esperanzas de superar el récord de Margaret Court por Carlitos y Jannick, que han monopolizado los cuatro grandes en los últimos dos años.
El murciano someta al serbio con juego poderoso, en camino a su séptima final de Grand Slam y su segunda en Nueva York
Hace un par de noche pasaron por la televisión el remake de Furia de Titanes y en una escena los habitantes de Argos arremetían contra la gigantesca estatua de Zeus. Esa imagen viene a la mente viendo a Alcaraz derrocar a la leyenda Novak Djokovic una vez más, en camino a su séptima final de Grand Slam y su segunda en Nueva York. No es que el serbio sea un dios y el murciano la plebe rebelde, pero sí que esta victoria simboliza el final de una era en la que el último de los Big Three (los tres grandes), que no ha ganado un Slam desde 2023, ve bloqueadas sus esperanzas de superar el récord de Margaret Court por Carlitos y Jannick, que han monopolizado los cuatro grandes en los últimos dos años.
Carlitos Alcaraz salía tranquilo. “Me voy a enfrentar contra uno de los mejores oponentes del mundo, si no el que más”. El público del estadio Arthur Ashe lo recibía con más calor que a su contrincante serbio. Novak iba a disputar su 53 semifinal de un grande y se tomaba esta oportunidad “como un regalo, ante uno de los mejores jugadores del mundo.”
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Alcaraz empezó metiendo presión desde el primer momento. Quería imponer su velocidad, su ritmo y abrumar así al veterano. Ese era el plan desde el primer momento: “llevarlo al límite”, como dijo Ferrero. Rompiendo nada más salir, conservó la distancia hasta anotarse la primera manga.
Decía Djokovic que “no voy a salir con la bandera blanca”. El serbio fue a por todas al principio del segundo parcial. Empezó sacando y enseguida se puso 3-0. Hubo ahí un cambio de favor de los aficionados, que ahora coreaban “Novak, Novak”, cada vez que este metía un winner. En ningún momento dio el murciano señal de nervios, enfado o frustración. Estoico, siguió con su táctica.
Recupera distancias e iguala el marcador a 3 Alcaraz. Djokovic comienza a dar signos de cansancio, haciendo estiramientos en los cambios de pista. Se mantiene la igualdad hasta el tie-break, que se anota el murciano.

Kirsty Wigglesworth / Ap-LaPresse
El último parcial vio a un Djokovic que no podía con la velocidad y la fuerza física de Carlitos. El de Belgrado, que tuvo problemas para meter su primer servicio, comete dos dobles faltas en el cuarto juego del tercer set y entrega su servicio. Con otra rotura en el octavo juego, Alcaraz sentencia el encuentro. El swing de golf de rigor y… ¡a la final!
No es secreto que el fenómeno de El Palmar quiere tener todos los marcadores personales con los otros tenistas del circuito a su favor y este triunfo mejora también su récord ante el mito serbio a 4-5. Todavía le falta un poco por superarlo, si es que Novak sigue adelante, con la constancia que ha demostrado hasta la fecha y si su cuerpo de 38 años se lo permite.
Después de esta dura batalla, con un día de descanso de por medio, el número dos se enfrentará al ganador del duelo entre Felix Auger-Aliassime, 27 del mundo y Jannik Sinner.
La final masculina tendrá como espectador de excepción al Presidente de Estados Unidos, que ha comunicado que se desplazará a Flushing para la ocasión. Antes de llegar a su primer término, Trump tenía una suite permanentemente en Arthur Ashe, por la que habían pasado personalidades políticas, actores y otras celebridades, pero no asistía al campeonato desde 2015. Cedió ese box en 2017, cuando accedió a la presidencia. En esa ocasión, el público que llenaba Ashe lo abucheó. Pero en diez años el ambiente político en Nueva York ha cambiado mucho con lo cual es posible que no haya críticas masivas. Lo que sí habrá será un gran aumento en medidas de seguridad y muchos problemas de tráfico.
El partido por el título de dobles masculino también tendrá representación española. La veterana pareja integrada por Marcel Granollers y el argentino Horacio Zeballos, los campeones de Roland Garros, tratarán de conseguir su segundo Grand Slam del año ante el experimentado tándem inglés con Joe Salisbury y Neal Skuspki, sextos cabezas de serie, a quienes derrotaron en la final de París. Será la sexta final de Grand Slam de dobles para el catalán.
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