Ahora que marca goles en el Espanyol, nadie discute a Pere Milla, un futbolista que no deja indiferente. Quizás porque de adolescente, cuando ni mucho menos imaginaba que podía alcanzar el fútbol profesional, servía cafés en el restaurante de su madre o recogía fruta en la Terra Ferma ilerdense, y eso le hizo desconfiado; superviviente en un fútbol que le engañó, como aquella aventura efímera en Sudáfrica que respondía a las intenciones sombrías de un representante. “Hay que meter la cabeza en un ventilador”, tiene como leitmotiv. Un soldado para ir a cualquier guerra.
El delantero, que ha cambiado tras la primera vuelta del curso pasado, se ha “puesto de titular”; nunca pierde la sonrisa, es el más bromista y de los que más se cuida (19,30h)
Ahora que marca goles en el Espanyol, nadie discute a Pere Milla, un futbolista que no deja indiferente. Quizás porque de adolescente, cuando ni mucho menos imaginaba que podía alcanzar el fútbol profesional, servía cafés en el restaurante de su madre o recogía fruta en la Terra Ferma ilerdense, y eso le hizo desconfiado; superviviente en un fútbol que le engañó, como aquella aventura efímera en Sudáfrica que respondía a las intenciones sombrías de un representante. “Hay que meter la cabeza en un ventilador”, tiene como leitmotiv. Un soldado para ir a cualquier guerra.
Getafe, Eibar, UCAM Murcia, Logroñés… Hasta que se aupó en el Elche y llegó al Espanyol, como fichaje estrella del curso 2023-24 (pagó el club tres millones), aunque acabó siendo una de las dianas de la afición. “Hay que ascender pero no puede ser una losa, hay que tener alegría”, dijo en febrero de ese 2024, cuando el Espanyol ardía por un ascenso que, al final, sí llegó en el playoff con Manolo González.
Lee también
Esa sonrisa que nunca desaparece marca al futbolista de 32 años. “Es el más divertido del vestuario”, destacan sus compañeros cuando se les pregunta por él. “Se cuida, apenas tiene lesiones”, añaden otras fuentes. “Es de los que le gusta hablar con el entrenador, dice las cosas”, reiteran, aunque él también se ve con una manera de ser particular: “A veces creemos que somos el ombligo del mundo y no es así. No soy de exteriorizar las cosas, soy de guardármelas para mí. Mi mujer y algún amigo me dicen que no entienden qué cabeza tengo, pero así soy y así me crié”, dijo a este periodista en una entrevista en 2023 en Relevo.
El curso pasado, Milla fue casi un espectador. Jugó un partido de titular, pero en las últimas nueve jornadas anotó tres goles, uno de ellos el que certificaba la salvación en Primera. Algo cambió a partir de enero, hasta el mismo Manolo González lo atestigua. “Estoy contento, los goles le están ayudando. Es fruto del trabajo de la segunda vuelta del curso pasado, compitió mucho mejor. Es él quien se ha puesto de titular”, añadió.
Manolo GonzálezEntrenador del Espanyol
En ese camino, incluso, tornó aquellas dudas en certezas al defender al Espanyol cuando Iago Aspas lo tildó de equipo pequeño después de un partido en Vigo.
Cercano a los veteranos, pero con ese carácter genuino y un tanto distante, Pere Milla no para de llevarse las manos a las orejas tras cada gol. Una celebración que aprendió jugando al FIFA. Esta tarde ante Osasuna (19,30h) será también de la partida porque “es él quien se ha puesto de titular”. Le avalan los goles y el trabajo. Y también su personalidad.
Puro Pere Milla, a quien hay que entenderlo con la historia que ha ido acumulando en su mochila.
Deportes