Paradojas de la vida, el mejor piloto de España de rallies de tierra, un crack de las derrapadas por caminos de grava, arena y piedras, no puede conducir. No le dejan porque no tiene carnet. Con 17 años y recién proclamado campeón de España más joven de la historia, Gil Membrado Icart apunta a su próximo título el 5 de noviembre: sacarse el carnet de conducir.
El niño prodigio del automovilismo, el número uno español de rallies de tierra más joven de la historia, debe hacer los reconocimientos en un coche de tres plazas al no poder conducir como ‘civil’
Paradojas de la vida, el mejor piloto de España de rallies de tierra, un crack de las derrapadas por caminos de grava, arena y piedras, no puede conducir. No le dejan porque no tiene carnet. Con 17 años y recién proclamado campeón de España más joven de la historia, Gil Membrado Icart apunta a su próximo título el 5 de noviembre: sacarse el carnet de conducir.
Hasta entonces –suponiendo que Gil apruebe a la primera la práctica–, el chaval de Olost, pueblecito del Lluçanès a 20 km de Vic, no tendrá más remedio que seguir siendo paseado en el reconocimiento de los tramos de los rallies. Toda una desventaja para un piloto, pero que no le ha impedido arrasar esta temporada: ha ganado el CERT, el campeonato español de tierra absoluto, con cuatro victorias y un tercer puesto en cinco pruebas.
–Como los reconocimientos para confeccionar las notas son en carretera abierta, al ser menor de edad y no tener carnet, utilizamos un coche un poco especial con tres asientos delante. En el puesto del conductor va Dani Balasch [su mentor], yo voy en el del medio más pegado al conductor para ver mejor la carretera y a la derecha va Alejandro López, mi copiloto –detalla Gil a La Vanguardia.
Se refiere a un viejo Honda que compró su familia para poder minimizar la prohibición de conducir en los reconocimientos de los tramos. Gil puede competir en España desde los 15 años (fue el debutante en rallies más precoz, en febrero del 2023, en el rally de Lloret de Mar) gracias a una modificación reglamentaria ex profeso de la Federación, ya que la edad mínima era de 16. Se lo permitieron, sobre todo, porque el chico, niño prodigio del pilotaje, hijo del expiloto Josep Maria Membrado (varias veces campeón de Catalunya), ya corría desde los 13, en Letonia, donde sí que está permitido competir a esa edad.
Pese al invento del coche de tres plazas, Gil sale a los rallies en inferioridad de condiciones.
No poder conducir en los reconocimientos le impide “sentir el coche y el agarre del suelo, o saber si patina la curva”
–Puedo hacer unas notas que se aproximen un poco más a la realidad, como si condujera yo, pero no poder conducir es un handicap muy grande porque no sientes el coche ni el agarre que tiene el suelo. Así es difícil saber el grado de la curva o la velocidad a la que la puedes pasar. Cuesta saber cuándo las curvas patinan con solo verlas –describe Gil, que al tener que ceder el volante en los enlaces a su copiloto no puede tampoco calentar las ruedas ni sentir el tacto del coche hasta el último momento.
Ya pronto lo debería solucionar. El 5 de noviembre sube a examen práctico en Vic.
–Aprobé el teórico a la primera. Me costó. La teórica no fue fácil, y la práctica aún menos… –confiesa.
–¿Cómo dice? ¿Difícil para un campeón de España de rallies?
–Se me da bien conducir, pero por calles y carretera abierta no lo había hecho en la vida. Lo que más me cuesta es respetar las velocidades, semáforos, aparcar, poner los intermitentes… No me agobia porque todo va más lento en la vía pública que en un tramo –ríe.
El joven fenómeno aspira en el 2026, ya con 18 años, a correr algunas pruebas del Mundial WRC
Su próximo reto es ganar en asfalto, su asignatura pendiente. Gil se crio con un car-cross, está creciendo en los rallies de tierra, tiene a Carlos Sainz como consejero y padrino, por lo que “diría que lo tengo bastante dominado”. Lo que no le va mal de cara a su “objetivo final” de llegar al Mundial, “donde hay mucha más tierra que asfalto, por lo que es un terreno que hay que dominar mucho”.
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Para mejorar en asfalto, Gil se fija sobre todo en los franceses, como Léo Rossel de Rally2, o los dos Sébastien, Ogier y Loeb. También enfocará el final de temporada en correr en asfalto, como el Masies de Voltregà y el RallyRACC Catalunya. Y de allí, al Mundial WRC en el 2026, su gran reto. “Hay varios equipos oficiales y privados que llaman a la puerta. Me sorprende y me gusta. Me motiva mucho que los grandes me vengan a buscar”.
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