Un chequeo médico rutinario cambió por completo la relación de John Cena con el sol. El luchador de la WWE y actor descubrió durante una revisión que tenía una mancha cancerosa en el pectoral derecho, lo que obligó a extirparla.
El protagonista de ‘Peacemaker’ no aprendió en la primera ocasión y tuvo que sobrellevar una segunda llamada de su dermatólogo
Un chequeo médico rutinario cambió por completo la relación de John Cena con el sol. El luchador de la WWE y actor descubrió durante una revisión que tenía una mancha cancerosa en el pectoral derecho, lo que obligó a extirparla.
Aquella llamada para volver al dermatólogo le hizo comprender la gravedad del asunto y, un año después, otro análisis confirmó sus temores: apareció una segunda lesión, esta vez cerca del hombro. Desde entonces, esos dos diagnósticos se convirtieron en un recordatorio constante de que debía cuidar su piel con la misma disciplina con la que entrena su cuerpo.
John Cena toma precauciones contra el sol de forma constante
En una entrevista con la revista People en marzo de 2025, Cena confesó que ese golpe de realidad le llevó a transformar su día a día: “Estoy en un gran momento de mi vida en el que eso ahora es importante para mí. Y estoy muy agradecido de haber podido esquivar esas dos balas que me recuerdan que me tengo que proteger la piel”. El actor reconoce que esas marcas visibles en el pecho y el hombro son señales que le acompañan cada vez que sube al ring o se enfrenta a una cámara.

DIVYAKANT SOLANKI / EFE
El camino hasta esa conclusión no fue sencillo. Criado en Massachusetts, el intérprete recordaba su infancia entre playas y ferias de verano, pero sin protector solar de por medio. “Nunca”, admitió, al explicar que su madre, con cinco hijos a su cargo, se centraba en mantenerlos sanos y a salvo.
El descuido continuó en su etapa en Florida, donde se enamoró del sol y optó por ignorar los riesgos. “Era terco. No quería tener un hábito y también pensaba que el problema nunca me alcanzaría”, relató.
El golpe llegó cuando, tras aquella primera extirpación, recibió la llamada que temía: “Tienes que volver”. Reconoció que la mente le jugó malas pasadas: “Siempre pienso en el peor de los casos”. Sin embargo, subrayó la importancia de contar con un dermatólogo que le acompañó de cerca: “Tuve la suerte de tener a un gran dermatólogo que me hizo sentir que no estaba solo”.
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Hoy combina sus compromisos profesionales con una disciplina férrea en el cuidado de la piel. En su rutina diaria incluye cremas y sprays solares, convencido de que cada aplicación le garantiza tiempo extra bajo el sol sin poner en riesgo su salud. Y aunque su carrera deportiva está en la recta final, parece que aún le queda cuerda para mucho más, protegido esta vez con la misma constancia que le llevó a la cima del cuadrilátero.
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