Tal día como hoy de hace 50 años, Manolo Orantes, quien empezó en esto del tenis de recogepelotas a nueve pesetas la hora, celebraba su sorpresivo título del US Open ante Jimmy Connors. Tenía 26 años. Hoy, con 76, será un fan más de un Carlos Alcaraz al que admira desde el primer día. Posiblemente, nadie le haya dado un consejo tan breve y conciso. “Llevas fuego dentro. No dejes que el ruido lo apague”, le escribió en una raqueta ‘vintage’ que le regaló el año pasado.
El murciano, implacable con su servicio, aprende a concentrarse con el golf para alcanzar el número uno si gana a Jannik Sinner en la final del US Open
Tal día como hoy de hace 50 años, Manolo Orantes, quien empezó en esto del tenis de recogepelotas a nueve pesetas la hora, celebraba su sorpresivo título del US Open ante Jimmy Connors. Tenía 26 años. Hoy, con 76, será un fan más de un Carlos Alcaraz al que admira desde el primer día. Posiblemente, nadie le haya dado un consejo tan breve y conciso. “Llevas fuego dentro. No dejes que el ruido lo apague”, le escribió en una raqueta ‘vintage’ que le regaló el año pasado.
Llevas fuego dentro, no dejes que el ruido lo apague”
Manolo OrantesCampeón del US Open en 1975
Alcaraz es fuego. “Mi juego se basa en intentar cosas diferentes, así me lo paso bien”, destacó durante el torneo. Fuego entendido como pasión e improvisación. Y talento. “Nadal nunca tira la toalla. Carlos tiene más cosas”, explicó el propio Orantes recientemente. Una de ellas, la que le ha llevado a la final sin una mancha (solo ha cedido dos juegos al servicio). Es su saque.
Juan Carlos Ferrero, en una charla con los periodistas desplazados a Nueva York, dio las claves: “El brazo y la muñeca le van sueltos”. El trabajo con Samuel López, incorporado este 2025 al staff, da sus frutos. Alcaraz ha cambiado el ritmo del servicio y la posición de la espalda, lo que le ayuda a ganar “puntos gratis”. O puntos gracias al servicio.
No es el que saca más potente (31º a 212km/h), pero sí el más efectivo con el primer saque en puntos ganados (el segundo del ránking).
“Está sacando mejor, tiene más ritmo y es más consistente”, señala Jannik Sinner (20.00h). “Es el momento en el que me he sentido más seguro con el saque en un torneo de toda mi carrera”, añade el propio tenista murciano. No se sabe hasta qué punto su nueva afición al golf le da un plus, pero seguro que no le resta. “Muchas veces me encierro en mí, hay que concentrarse en cada golpe y a mí eso me hace estar en mi burbuja, lo cual es muy necesario, no pensar en nada sino, simplemente, en el siguiente golpe”, dijo. Hablaba de golf, podía ser de tenis.
Alcaraz, que advierte que después del US Open le espera un nuevo peinado, domina la escenografía y el show: “En la pista se juegan dos partidos: el de los puntos y el del lenguaje corporal. Aunque esté cansado, muestro que estoy fresco, que puedo jugar horas. Eso influye en el rival”.
En la pista se juegan dos partidos: el de los puntos y el del lenguaje corporal”
Carlos AlcarazNúmero 2 del mundo
Pero también es analítico. Como él mismo reconoció, se verá los últimos partidos ante Sinner para quedarse con detalles y analizarlos con su equipo. Eso significa que, en las horas previas a la final, atravesará todos los estados posibles, de la épica de Roland Garros a la desesperación de Wimbledon. Todo ante esta máquina italiana que ni siente ni padece ni expresa, todo lo contrario a Alcaraz, ejemplo de que se puede alzar un trofeo por dos caminos emocionales.
El ruido al que se refería Orantes ya no le molesta a Alcaraz. Se refería a las comparaciones con Nadal. El murciano ya ha dejado claro que él marca con fuego su propio camino.
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