La estadounidense, condenada por el asesinato de la británica Meredith Kercher hace 18 años y posteriormente absuelta, vuelve a conmocionar la ciudad italiana por su nueva serie de televisión Leer La estadounidense, condenada por el asesinato de la británica Meredith Kercher hace 18 años y posteriormente absuelta, vuelve a conmocionar la ciudad italiana por su nueva serie de televisión Leer
Hay homicidios que marcan para siempre a la localidad que fue testigo del crimen. Y grabar una serie de televisión sobre un acontecimiento así, en los mismos lugares donde todo ocurrió, hace revivirlo, aunque ya hayan pasado unos cuantos años. Esto es lo que experimentaron los vecinos de Perugia, la capital de la Umbría italiana, durante el rodaje el pasado noviembre de una serie que hace unos días estrenó Disney+, titulada Amanda Knox: una historia retorcida.
Perugia se convirtió el pasado noviembre en el escenario de la producción escrita por Amanda Knox, la estudiante estadounidense que, hace 18 años, fue primero acusada y luego absuelta del asesinato de su compañera de piso, la británica Meredith Kercher. La serie llegó a las pantallas el pasado 20 de agosto.
Cuando los equipos de producción llegaron, conmocionaron a los vecinos de la capital umbra. La muerte de Kercher, en 2007, sacudió la opinión pública y a los medios de comunicación italianos e internacionales, convirtiéndose en uno de los casos más sonados de las últimas décadas.
La serie consta de seis capítulos y se centra en los desafíos judiciales a los que Amanda Knox tuvo que enfrentarse para demostrar su inocencia. Knox participa como guionista y productora ejecutiva de este drama que también cuenta con la producción de Monica Lewinsky, conocida por el escándalo político-sexual que protagonizó el ex presidente de EEUU Bill Clinton, un caso que marcó a ese país a finales de los años 90.
La trascendencia de la producción en Perugia fue tal que la propia alcaldesa de la ciudad, Vittoria Ferdinandi, se vio obligada a pedir «perdón» públicamente, asegurando que, aunque tomó la decisión pensando en «lo mejor para su ciudad» al dar el visto bueno a «una serie que se habría grabado igualmente en cualquier otro lugar de la región», entendía la preocupación de sus vecinos.
La intención original de la alcaldesa era resaltar la belleza de su ciudad, de pasado medieval, a través de la serie. Sin embargo, en cuestión de días se dio cuenta de que no fue una decisión acertada. «No se trata de defender una decisión política», aseguró Ferdinandi, «sino de admitir que, cuando se comete un error, una política debe saber pedir perdón». La responsable municipal se disculpó afirmando que, «como todos los alcaldes del mundo», su labor diaria es «proteger, custodiar y valorar» la ciudad que gobierna.
Ferdinandi reveló que ella misma fue, hace 18 años, «parte de ese dolor» que marcó a la capital umbra, ya que tenía la misma edad que Kercher. «Íbamos a los mismos lugares, los mismos locales, y compartíamos la misma Perugia llena de vida de aquellos años», explicó, antes de añadir: «Recuerdo el peso y el dolor de aquella vida arrancada con tanta violencia».
En el mismo mensaje de disculpas, Ferdinandi detalló las garantías solicitadas a la productora de la serie. «Grabar las imágenes en Perugia fue un elemento de mayor control», aseguró. Hay «cinco escenas» rodadas en la ciudad, enfocadas en capturar «su belleza, sus plazas y sus rincones». La alcaldesa también señaló que se reunió con los responsables de la producción para pedir «respeto por la memoria de Meredith y por la ciudad de Perugia».
Ferdinandi confesó que se dio cuenta de «cómo Perugia aún está enfrentándose a ese dolor», especialmente después de que «los ciudadanos vinieran a pedirme explicaciones». «Estoy sintiendo todo el peso de la responsabilidad», señaló. «Quería ofrecerle a Perugia una oportunidad para redimirse», pero la primera edil reconoció que, «la idea de proteger la imagen de la ciudad me hizo perder de vista a las personas y a su dolor».
Los hechos relacionados con Kercher, de 21 años entonces, se remontan a la noche del 1 de noviembre de 2007, cuando la británica, originaria de Leeds y estudiante de Erasmus en Perugia, fue hallada muerta en su habitación del piso que compartía con Knox, de 20 años, quien en ese entonces mantenía una relación con el italiano Raffaele Sollecito, de 23 años. Los dos estuvieron en prisión preventiva entre 2007 y 2011, y fueron absueltos en 2015.
El camino judicial de Knox fue muy enrevesado, repleto de recursos y nuevos juicios con diferentes cargos. El caso incluso llegó al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, donde en 2019 el Estado italiano fue condenado por interrogar a Knox sin la presencia de su abogado, con la obligación de indemnizar a la estadounidense con más de 18.000 euros. Todos estos vaivenes judiciales contribuyen ahora al contenido de una serie que, en vez de hacer cuentas con el pasado, arriesga con removerlo.
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