El gran objetivo de Aryna Sabalenka se hizo realidad en la tarde neoyorquina del sábado, cuando después de una hora y 34 minutos de pelea, un resto de Amanda Anisimova no entraba por milímetros en la esquina de la pista. Acababa de ganar su segundo título consecutivo en Nueva York por 6-3 y 7-6(3), que suma a otros dos conseguidos en Australia.
La bielorrusa se impone a la local Amanda Anisimova por 6-3 y 7-6(3) en 1 hora y 34 minutos
El gran objetivo de Aryna Sabalenka se hizo realidad en la tarde neoyorquina del sábado, cuando después de una hora y 34 minutos de pelea, un resto de Amanda Anisimova no entraba por milímetros en la esquina de la pista. Acababa de ganar su segundo título consecutivo en Nueva York por 6-3 y 7-6(3), que suma a otros dos conseguidos en Australia.
Mirando la historia del campeonato, la defensa del grande neoyorquino no es cosa fácil. Es el último Grand Slam del año y llega después de gira americana muy intensa, con los jugadores sufriendo un poco por sobreexposición y cansancio. Entre las mujeres, Aryna es la primera en conseguir repetir victoria desde que lo hiciera Serena Williams en el 2014.
Hora y media antes, la gran favorita no tenía las cosas tan claras. “Estoy viviendo mi vida soñada”, decía, un tanto nerviosa, en el túnel a pista. Le dejaba mal sabor de boca acabar el año como número uno, pero sin haber ganado ninguno de los cuatro Slams del año. Con finales en Australia y Roland Garros y semifinales en Wimbledon, donde cayó ante Anisimova, la tenista de 27 años estaba con ganas de sellar su supremacía con un grande.
Aryna es la primera en conseguir repetir victoria desde que lo hiciera la menor de las Williams en el 2014
La bielorrusa y la estadounidense tienen el mismo perfil de tenista: pegadoras con potencia que salen a sacar de la pista a sus contrincantes con sus golpes. Aryna, un poco más regular, Amanda cometiendo más errores.
Después de empezar levantando tres puntos de break en el primer juego, Sabalenka impuso su ley y acabó doblegando a la americana. El público buscaba excusas para mostrar su apoyo a la tenista de Nueva Jersey, pero esos momentos fueron escasos. La bielorrusa siguió controlando el encuentro y adelantándose para lo que parecía que iba a ser un final rápido, Anisimova consiguió romper en el décimo juego y llevar la resolución a la muerte súbita. Un error no forzado y una doble falta, le dieron a la número uno la distancia necesaria para culminar su victoria. De rodillas, Aryna se echó a llorar, tapeándose la cara con las manos. En un gesto muy deportivo, su contrincante caminó a encontrarla al otro lado de la red para darle un abrazo a la nueva campeona.
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Se quitó un peso de encima. “Todas esas lecciones duras valieron la pena”, dijo refiriéndose a sus otras actuaciones en los Slams de esta temporada. Chris Evert, que celebraba el 50 aniversario de su primer Open de Estados Unidos, fue la encargada de darle el título a la bielorrusa, que también se llevó un cheque por valor de más de cuatro millones de euros.
La otra cara de la moneda era Amanda Anisimova. “Ha sido un gran verano, perder dos finales de Slam consecutivas es alucinante, pero también es muy duro. Hoy no he luchado lo suficiente por mis sueños”, decía la de Nueva Jersey.
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